Arquitecto olvidado entre la tradición y la vanguardia del sigo XX, Guilemo Langle Rubio transitó por ambas categorías durante cuarenta años de ejercicio como arquitecto municipal. Su trayectoria se construye con parámetros artísticos que principian en la dictadura de Primo de Rivera, atraviesan la República y la Guerra Civil y terminan en la dictadura de Franco en 1965 con su jubilación. Doblemente olvidado, porque los edificios historicistas de Langle los siente el ciudadano como consustanciales a la ciudad; siempre han estado ahí, fundidos en relieve del paisaje urbano; de manera que sin elos la ciudad carece de historia y de espejo en donde mirarse. Y porque los edificios de vanguardia son incomprendidos y hasta a veces vistos como el producto de las directrices estéticas del falangismo que en la posguerra promovió y se hizo con las riendas de la política arquitectónica, por el simple hecho de haber sido construidos en las primeras décadas del régimen dictatorial.
Contra este injusto olvido presente en nuestro ánimo, elaboramos un proyecto que tuvo y tiene como objetivo recuperar la memoria sobre la autoría de muchos de los edificios más bellos y vanguardistas de Almería. En nuestra investigación fue emocionante descubrir que un arquitecto almeriense, desde una de las esquinas peor comunicadas de la España de los años 30, construyó vanguardia moderna de primer orden con un titánico esfuerzo de autodidactismo: una estética arquitectónica cuyos valores (funcionalidad y sencillez geométrica al servicio de fines humanistas) eran despreciados por la burguesía decimonónica y, al mismo tiempo, eran vilipendiados por el gusto fascista europeo.
El objetivo de esta obra es mostrar el estado de la herencia arquitectónica langliana y orecer una catalogación de su obra, que aún estaba pendiente, como lo está gran parte de la arquitectura de toda una generación de creadores que revolucionó la fisonomía urbana de la España de principio del siglo XX. La obra de Langle ha sufrido desigual fortuna. Por una parte, la lapa historicista se ha conservado y restaurado como un valor patrimonial de la ciudad. En cambio, la arquitectura racionalista ha sido victima de la incomprensión y la especulación. La obra de propiedad particular se ha convenido en suelo muy cotizado, Es el caso por ejemplo de la Casa Deogracias Pérez en primera línea de playa o de a Fábrica Arcosa situada en un enclave céntrico, lo que condujo a que ambas desaparecieran.
Las obras de propiedad municipal se debaten entre la ruina y la gloria. Los kioscos ornamentales de entrada a los refugios de la Guerra Civil son remozados una y otra vez en su condición de chiringuitos. El antiguo edificio de la Asistencia Social se ha quedado sin uso y sin una protección de grado máximo que le asegure su supervivencia, como sí fue el caso de la antigua Estación de Autobuses. La inclusión de la Estación en el catálogo DOCOMOMO la salvó y le permite renacer en este siglo XX, convertida en edificio “contenedor” para otros usos diferentes a los fines de su construcción. El caso de la Ciudad Jardín, la obra de mayor dimensión se desvanece sín que la administración haya sabido dar una solución a su complejidad urbanística. Ante esta situación pensamos que era la última oportunidad para documentar la obra con una gran parte de la misma en pie.
El catálogo se completa con un estudio realizado por un equipo multidisciplinar de especialistas que contextualizan al arquitecto en su tiempo y analizan la estética langliana. Todo ello documentado con un fondo fotográfico histórico, en parte inédito, y la fotografía de toda la obra existente en su estado actual. Las menorías del arquitecto escritas en sus últimos años, inéditas hasta el momento, constituyen el colofón para conocer en profundidad a uno de los arquitectos de la vanguardia española, perteneciente a la mítica generación del 21.
Una vez cumplidos los objetivos que nos marcamos con la celebración en 2006 del homenaje «Guillermo Langle. Arquitecto» y la publicación de la monografía que el lector tiene ahora en sus manos nace en nosotros el deseo de luchar por que este esfuerzo de seis años culmine en la creación de la Fundación Guillermo Langle. No queremos concluir esta presentación sin agradecer especialmente la colaboración prestada por la familia Langle: Pepita Langle Granados y familia, Guillermo Langle Trujillo, Guillermo Langle Molina y Alfredo Langle. También a los profesionales que desde la ciudad nos han brindado su apoyo y experiencia: Ramón de Torres, Adela Alcocer, Antonio Sevillano, José de Juan Oña y Carlos Pérez Siquier.
Han sido fundamentales las aportaciones documentales tanto gráficas como testimoniales de las personas que lo conocieron y habitaron su obra: Abelardo Navarro, Rosa Perals, Deogracias Cano, Francisca Pérez López, Ángel Carreño Hernández, César Torres Díaz, Francisca Díaz Torres, Adelaida Rodríguez Pardo, José Arturo Pérez Moreno, Ana María Moreno y Fernando Diaz.
Para terminar, agradecer el apoyo de los amigos que han colaborado estrechamente para que nuestro sueño se hiciera realidad: Ramón Pardo, Ricardo Moya, Cristina Ramos, Francisco de la Torre Sánchez, Marco Rubio de Bustos, Paco Rodríguez, Teresa Tomás, Adela Hernández, Alfonso Herráiz, Bosco Gallardo y Olga González. Y a todas las personas que también han colaborado en esta publicación.
Paco de la Torre, Carmen Rubio Soler y Alfonso Ruiz García.
Comisarios del homenaje a Langle, Almería 2005-2006.
