El ojo es el órgano del olvido

Luc Richir

En el catálogo El olvido del ojo
El ojo es el órgano del olvido. Toda la filosofía reposa (en equilibrio inestable) sobre la relación entre la vista y su objeto; sobre la erección del espejo de lo visible, cada uno enviando al otro su tensión, la tumescencia del ojo exorbitado por la necesidad de ver algo…más bien que nada.
Pregunta bien conocida de Leibniz: ¿por qué hay algo más bien que nada? ¡Porque ese es tu deseo pedazo de idiota! Porque ahí donde se perfila el recorte de una falta (manque) en la cara de lo visible, te precipitas con todo el ojo fuera para (combler?) la falla de un fantasma de objeto.
El ojo: estupefacto de no ver nada. «No se trataba de que tuviera miedo de mirar cosas horribles, sino que estaba espantado por la Idea de no ver nada.» (Edgar Poe). Los prisioneros de la caverna palpan en lo negro. Confunden el ruido de sus cadenas con los sarcasmos de un torturador invisible. El horror ‘de no ver nada’ inyecta sus ojos de una sangre aureolada de puntos luminosos. Confunden el velo que les enturbia la vista con el resplandor de un fuego. Las pulsaciones de su sangre modifican la intensidad de la visión que los envuelve. Un mundo que se mueve, fluido, opaco como un telón de teatro.
El ojo es el órgano del olvido. Lo que se quiere ver se olvida detrás de lo que se ve. La objetividad del mundo: no una ilusión sino el reverso de un decorado ausente. El telón flota. Sus volantes (pans?) de tercipelo esbozan en los labios una sonrisa púrpura, una sima (fente?) en la que el ojo desliza una mirada espantada de no ver nada.
Cada mirada es una cicatriz, los bordes de una herida suturada por la huella epidérmica de lo visible. Como un cofre (écrin?) tachoneado de tercipelo escarlata. Entonces, el filo de la navaja brilla con un blanco lunar. Pasa a la velocidad de una nube sobre el ojo exhorbitado de Dios. Lo corta en dos. El humor ‘vitroso’ (vitreux?) extiende su sollozo. Dos gotas sobre el cofre (écrin?) púrpura. Y la noche sale de un baño de luz fría, un baño revelador de desnudez.
El ojo es la pantalla del olvido.
Portada del catálogo El olvido del ojo

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