En el año 2016 se celebra el centenario del nacimiento de Antonio Robles Cabrera, creador almeriense que permanece en el olvido desde que muriera hace más de dos déca das. Las circunstancias que nos han permitido realizar este trabajo de recuperación de una de las figuras más complejas de la cultura almeriense del siglo XX son el resultado de una serie de hallazgos fortuitos, derivados de investigaciones desarrolladas en los últimos años.
La primera ocasión en la que trabajamos sobre Roblescabera fue durante el desarrollo del Proyecto de Ideas del actual Museo de Almería realizado para los Amigos del Museo en el año 2011. La segunda aparición fue en el anuncio de la inauguración de la cafetería Hoango, publicado a doble página en el diario La Voz de Almería del 19 de agosto de 1965, donde aparece cerrando el listado de colaboradores: “bajo la dirección, realización e idea original de Roblescabrera”.
A partir de estos indicios, y animados por su alumno Francisco de la Torre Sánchez –iniciado en el conocimiento de las claves del arte bajo su tutela en la década de los años 1940–, comenzamos este trabajo de investigación que pronto nos conduciría hasta su hija Isabel Robles Montoya.
Roblescabrera, por su carácter moderno y sus ideas innovadoras, es uno de los más singulares creadores almerienses del siglo XX. En una entrevista llegará a definirse como bohemio, dentro de un orden; idea que hemos convertido en el título del libro.
Este artista autodidacta, sensible al contexto histórico y social en el que vivió, elaboró un arte de su tiempo que contribuyó a la renovación de la imagen de la ciudad de Almería, dentro y fuera de la provincia. Muchas de sus creaciones forman parte de su patrimonio inmaterial, al que aportó significativos símbolos como la vanguardista sala de fiesta Hoango, antes citada, o las carrozas de las batallas de flores. Imágenes que pertenecen a la memoria histórica de varias generaciones y que han entrado a formar parte, por derecho propio, de la iconografía popular almeriense.
Su carácter bohemio y cosmopolita alimentó su espíritu viajero que, como a un nómada, le condujo desde el protectorado de Marruecos a París en busca de lo pintoresco y exótico. Siempre con la familia, como protagonista de su vida y su obra.
Pero sobre todo fue, y sigue siendo, un gran incomprendido. Una situación provocada, en gran medida, por su papel de pionero al apostar por la reconstrucción de la unidad de las esferas artística y cultural-cultural productiva, siguiendo las teorías de la Bauhaus. Roblescabrera pertenece a la primera generación de diseñadores gráficos almerienses que se ocuparon de la imagen de nuestra ciudad en el siglo XX, entre los que destacan J. Moncada Calvache, Miguel Salmerón Pellón, Leo Anchóriz, Rueda, Luis Cañadas, Pituco o el fotógrafo Carlos Pérez Siquier. Sus carteles y ambientes gráficos protagonizaron las ferias y fiestas patronales de la ciudad a lo largo de varias décadas.
Y, junto a Jesús de Perceval, Juan Cristóbal y Martínez Puertas, forma parte del reducido grupo de imagineros almerienses al que aportará una personal visión del género. En el terreno de las artes plásticas desarrolló una larga carrera como pintor en solitario, realizando un gran número de exposiciones en toda España hasta el final de su vida. Principalmente en Madrid, Barcelona, Almería y La Palma de Gran Canaria. Miembro fundador del movimiento indaliano, con el que compartía claves estéticas y conceptuales, abandonará el grupo antes de su constitución para reincorporarse en la década de los años 1970 de la mano del crítico de arte, y gran amigo, Bartolomé Marín. Sin embargo, esta peculiar relación con el movimiento indaliano siempre ha sido conflictiva para la crítica. Sobre todo en Almería, donde detectaban en su comportamiento una estrategia oportunista de posicionamiento, escudándose en la sombra del Indalo, por lo que siempre ha sido considerado un miembro cuestionado.
Su obra refleja la conexión con su tierra natal, a través de la luz y la cultura mediterránea, definiendo el barrio de La Chanca como el escenario ideal para expresar sus valores morales y realizar una silenciosa crítica social.
Su especialidad fue el retrato artístico. Un género en el que demostrará desde sus inicios una particular sensibilidad, reconocida por la crítica y avalada por el gran número de encargos de amigos, políticos y personajes populares.
Como miembros de la Asociación Cultural Tradición y Vanguardia, desarrollamos desde los inicios del siglo XXI una labor de investigación y divulgación orientada a la recuperación de artistas almerienses marginados por la historia. Una labor que entendemos como un compromiso con los valores defendidos por creadores como el arquitecto Guillermo Langle, el pintor Carlos Pradal y el propio Antonio Robles Cabrera. Proyectos como Guillermo Langle. Una Almería para el siglo XX, la página web dedicada a Carlos Pradal o el Proyecto de Ideas para el Museo de Almería Doña Paquita, son ejemplos de esta línea de trabajo. Y esta publicación, Roblescabrera. Bohemio, dentro de un orden, será el punto de partida para las actividades que preparamos con motivo de la celebración de su centenario.
El desarrollo de estos trabajos de investigación ha resultado de gran complejidad, debido al silencio que se cierne sobre su obra. En el caso de Roblescabrera hemos debido afrontar el hecho de su ausencia y la de su mujer, Carmen Montoya, su verdadera cómplice. Gracias al archivo conservado por sus herederas, sus hijas Isabel y Carmen, hemos podido realizar esta aproximación a su vida y su obra. Aunque, como sucede en todos los trabajos pioneros en un tema, las condiciones en las que se encontró el material documental ha dificultado la evolución de nuestro trabajo, limitando los resultado del mismo.
Uno de los mayores contratiempos a los que nos hemos enfrentado ha sido la falta de datación de las reproducciones de las obras, del mismo modo que lo son las obras originales, que aparecen tan solo firmadas como Roblescabrera. La ausencia de datación de las obras entendemos que podría tratarse de una práctica premeditada, orientada a facilitar las estrategias de mercadotecnia.
Por el contrario, el artista realizó una metódica labor de documentación y archivo de su trabajo a lo largo de su vida que, a pesar de las cuestiones relacionadas con la calidad, cumple con el objetivo de documentar su producción artística. No sucede lo mismo con sus trabajos fuera de este ámbito, que se limitó a documentar de manera esporádica por medio de instantáneas de carácter familiar.
El trabajo de datación se ha construido por aproximaciones temporales según diversos parámetros y asesorados por su hija Isabel. Es, por tanto, este punto una labor que se deberá desarrollar en futuros trabajos. No olvidemos la circunstancia de que nos enfrentamos a la primera aproximación que se realiza a este autor. Los catálogos editados con motivo de sus exposiciones incluyen, en la mayoría de los casos, solamente un listado de las obras expuestas, una circunstancia que ha limitado todas las posibilidades. Otro de los hábitos del pintor, que ha dificultado nuestra labor, ha sido el hecho de que las mismas obras se presentaron en diferentes exposiciones realizadas en fechas distantes. Pero el gran hallazgo, y la base fundamental para lograr construir el retrato del personaje, han sido las múltiples entrevistas concedidas a la prensa a lo largo de su vida, con motivo de sus numerosas exposiciones realizadas por toda España. La publicación de estas entrevistas, que fueron archivadas y conservadas también sin fecha, nos ha permitido acceder a un testimonio que de otro modo se hubiera perdido.
El archivo personal ha sido completado con las noticias aparecidas en los diarios locales Yugo y La Voz de Almería, donde se realizó un exhaustivo registro de sus logros, accesibles telemáticamente desde su reciente digitalización, permitiéndonos solventar las lagunas de este relato vital. La mayoría de las obras originales a las que hemos tenido acceso forman parte de la colección particular de la familia. Otras han sido localizadas gracias a su conocimiento público debido a su significación. Este sería el caso del retrato de Bartolomé Marín, amigo y crítico de arte, autor de los más importantes textos críticos dedicados a Roblescabrera. La colaboración de sus sobrinas nos ha posibilitado el acceso a la bibliografía existente, así como al retrato que el artista le pintó a principio de la década de los años 1970.
El libro está compuesto por tres bloques en los que se pretende abarcar la poliédrica personalidad de Roblescabrera. En primer lugar se realiza una contextualización histórica en relación al desarrollo de su vida artística, prestando atención a los movimientos y referentes que influyeron en los diferentes estilos plásticos desarrollados a lo largo de su carrera. El retrato del artista se aborda en el segundo capítulo desde sus claves conceptuales y estéticas, abarcando su faceta de pionero, su carácter de artista moderno y su espíritu de indaliano solitario. También se incluyen los textos completos que le dedicara Bartolomé Marín, su mayor fortuna crítica. Concluimos con el capítulo dedicado a su vida y su obra, donde presentamos una narración exhaustiva de su trayectoria a lo largo de ocho décadas, a partir de la documentación consultada. El recorrido temporal se detiene en los años donde se produjeron los principales acontecimientos personales, sus experiencias vitales, la celebración de exposiciones o la producción de obras significativas.
Queremos agradecer especialmente el apoyo prestado por Isabel y Carmen Robles, y su alumno Francisco de la Torre Sánchez, que ha sido el verdadero estímulo para la realización de este trabajo. También destacar la implicación de la familia del pintor, especialmente sus sobrinos Luis, Francisco, y José Antonio Montoya Palencia, su cuñada Josefa Montoya, y su nieta Aghata. Como siempre, agradecer a la Asociación Cultural Tradición y Vanguardia su colaboración e implicación en un nuevo proyecto, especialmente a Ramón Pardo y Teresa Tomás. Y por último, al resto de personas implicadas en esta investigación, como Fátima y Lola Mármol, sobrinas de Bartolomé Marín, Ignacio de la Torre Oliver, Emilio Romero Conchillo, José de Juan Oña y su mujer, Gloria Miras Monllor, camarera de la Virgen del Mar, Francisco Fernández Lao, Arcipreste del arciprestazgo n. 3 de Almería, Miguel Esteban Jerez, párroco de Oria, el escritor Francisco Moncada Roca y a la asociación de cofradías de Almería. Y, como siempre, a Adolfo Barberá.
Paco de la Torre y Carmen Rubio. Almería-Valencia. 2015.