Todo es nada

Salvador Dalí
MNCARS
                                    
                                    

Paco de la Torre

Arte10.com
Julio de 2013
Número (ID): 432
ISSN: 1988-7744
No es de extrañar que cuando el comisario Jean-Hubert Martin despertó nuestro apetito titulando a la gran exposición dedicada a Dalí: Todas las sugestiones poéticas y todas las posibilidades plásticas, esperamos un acercamiento a esta complejidad con todos los medios que pone a nuestro alcance la tecnología del siglo XXI y el presupuesto que un número uno se merece.
“Nunca me fue posible prever el histérico y descabellado curso de mi conducta, y aún menos el resultado final de mis actos, de los cuales yo soy, a menudo, el primer espectador asombrado, y que adquieren siempre en su culminación el peso grande, categórico y catastrófico de balas de plomo”1. Con esta verdadera declaración de principios, arranca el libro La vida Secreta de Salvador Dalí. Esta selección de historias de “la corriente anecdótica” de su vida, donde los secretos serán asesinados por sus propias manos, componen la que ha sido calificada como la mejor obra literaria del artista. En toda su obra, Dalí ha trabajado en la disolución de las fronteras convencionales que el sistema, a lo largo de la historia, ha ido estableciendo entre realidad e imaginación.
Las propuestas de Dalí hoy, más de dos décadas después de su muerte, sigue despertando un gran interés en el público, a pesar de que el arte actual haya cambiado de paradigma y persiga la evidencia. En este sentido, Juan Martín Prada señala que “Los juegos de la hipervisibilidad y de la transparencia estratégica, conforman una de las vías retóricas más fascinantes del arte contemporáneo. Se trata la mayor parte de las veces, de mostrar lo evidente, de manifestar lo obvio, de tratar de volver a situarnos ante la obscenidad de la evidencia absoluta”2. Y frente a la fascinación por la realidad, Dalí apuesta por lo imaginario como estratagema arrastrando a más de 700.000 espectadores a visitar su actual muestra en el MNCARS convirtiéndose en la exposición madrileña más visitada en la historia. Sin olvidar que la muestra procede de París, donde recibió en el Pompidou casi 800.000 visitantes, la segunda en su ranking de más visitada solo detrás de la dedicada a Dalí en 1979.
Pero retomemos la lectura de su vida secreta cuando narra una de las anécdota: “Una tarde rasguñé brutalmente a una niñera con un imperdible, a pesar de que la adoraba, meramente porque la tienda a que me llevó a comprar unas cebollas de azúcar que yo había pedido, estaba cerrada”3. Tras esta confesión, Dalí se declara un perverso polimorfo. Como vemos, ni existe un único Dalí, ni Dalí es inocente. Su intención última podría haber sido corromper las costumbres y el orden habitual de las cosas, y en cierto modo causar daño intencionadamente. Dalí es un ser, que gracias a su polimorfismo, se manifiesta de formas muy diversas sin cambiar su naturaleza. Es bien conocida su obsesión por las formas blandas que tanta fama le reportó gracias a los cuatro relojes «tiernos, extravagantes, solitarios y paranoico-críticos» que aparecen en el cuadro La persistencia de la memoria de 1931.
Polimorfo sí, pero también poliédrico como la cúpula geodésica construida en 1969 por Emilio Pérez Piñero para coronar su Teatro-Museo en Figueres. La multitud de caras que presenta Dalí dan una idea de la complejidad de su pensamiento que fue capaz de enlazar multitud de conceptos de un modo rizomático. En esta línea, uno de sus mayores hallazgos podría ser la invención del método paranóico-crítico. La paranoia ejercía un especial influjo en Dalí, ya que esta permite al cerebro percibir enlaces entre objetos o ideas que de otro modo no se hallarían conectados. Una prueba más de su capacidad visionara ya que entonces, en cierto sentido, anunciaba el actual concepto de navegación usado en internet. También su laberíntica casa de Portlligat creció como si de una estructura biológica se tratase. En 1930 Dalí se instaló en una pequeña barraca de pescadores desde donde tenía una visión del paisaje que le inspiraría a lo largo de toda su vida. Durante los siguientes 40 años fue adquiriendo las casas del poblado: “A cada nuevo impulso de nuestra vida le correspondía una nueva célula, una habitación”. El resultado de este proceso es una construcción integrada por una serie de espacios encadenados, con un punto de origen en el Vestíbulo del Oso desde donde se despliega el universo Dalí donde las ventanas enmarcan los decorados pictóricos y los objetos se distribuyen en su interior.
Otra muestra del pensamiento daliniano son sus escritos. Una obra que hasta ahora había sido de difícil acceso y que gracias al esfuerzo de la editorial Destino, en colaboración con la Fundación Gala-Dalí coincidiendo con la conmemoración del año Dalí en 2004, publicó su obra literaria completa en una edición de lujo. Dalí es, principalmente, un artista que encarna ideas, un artista profundamente conceptual lo que le llevaría a volcarse en la escritura ya que como señala David Pérez, al referirse a los textos de artistas, “Sin que la obra de arte se vea suplantada, ésta se multiplica gracias a un decir sobre lo ya dicho, acción que posibilita volver a introducir la duda sobre lo que ya fue duda en otro momento y que llegó a constituirse como obra de arte”4.
La complejidad del pensamiento daliniano ha logrado despertar el interés de múltiples colectivos, más allá del contexto artístico. Un ejemplo de ello es la manifestación realizada por Dalí 1975: “Aunque no sea científico debo confesar que los acontecimientos científicos son los únicos que guían mi imaginación”. El psicoanálisis, el ADN, la bomba atómica o la cuarta dimensión son temas científico que abordó a lo largo de su trayectoria. Son conocidos sus encuentros con Sigmund Freud, Jacques Lacan, René Thom, James Watson o Stephen Hawking, pero también su relación con los científicos españoles Severo Ochoa o Santiago Grisolía. El documental Dimensión Dalí recoge el desarrollo del congreso Proceso al azar que el actual director de CosmoCaixa de Barcelona, Jorge Wagensberg, organizó en 1985 en el Teatro-Museo Dalí reuniendo a los científicos que el artista admiraba. A pesar de su enfermedad, Dalí siguió su desarrollo por circuito cerrado de televisión desde su cama de la Torre Galatea.
No es de extrañar entonces que después de lo expuesto, cuando el comisario Jean-Hubert Martin –ideólogo de la histórica muestra Magiciens de la terre celebrada a finales de los años 1980– despertó nuestro apetito titulando a la gran exposición dedicada a Dalí: Todas las sugestiones poéticas y todas las posibilidades plásticas, esperamos un acercamiento a esta complejidad con todos los medios que pone a nuestro alcance la tecnología del siglo XXI y el presupuesto que un número uno se merece. No una, sino dos veces todas anuncia el título de la muestra, lo que nos llevaba a pensar que pretendía abordar enteramente la entidad Dalí. Pero todas las posibilidades prometidas se resumían en un insípido paseo por los top ten del artista en una exposición diseñada para acoger a un gran número de visitantes. No cuestionamos el hecho de que se trate de la muestra más ambiciosa sobre la obra de Dalí, con más de 200 obras fundamentalmente procedentes de los fondos de la Fundación Gala-Dalí, St. Petersburgo y MNCARS. Pero resolver la muestra con un recorrido cronológico alardeando del valor de los trofeos obtenidos en la caza museística, teñido por tintes de biopic –a juzgar por los títulos de las salas en las que se divide la muestra– sin mayor aporte conceptual, nos parece desaprovechar la gran oportunidad que se brindaba para haber marcado un hito en la investigación en el diseño y concepción de exposiciones. No podemos entender como no se ha arriesgado, ya que el éxito de esta exposición estaba asegurado de antemano, realizando una propuesta valiente, sorprendente y genial a la altura del artista, destinando para ello un gran presupuesto reinvirtiendo de este modo los beneficios que estas cifras de visitantes aportan al museo.
Para finalizar realicemos un recorrido por la muestra que se inicia en la sala titulada Del vidrio de multiplicar a la putrefacción, dedicada a sus primeros años y los ejes que regían su juventud: la familia, el paisaje y el autorretrato. La miel es más dulce que la sangre arranca con su llegada a la Residencia de Estudiantes en el Madrid de los primeros años veinte, al lado de Lorca y Buñuel, representado por el retrato que le hizo el pintor. Son las primeras obras vanguardistas de Dalí, y en esta sala curiosamente encontramos a sus Putrefactos, anunciados con antelación. Surrealismo recoge desde el momento presurrealista hasta las grandes piezas de este periodo como es El gran masturbador, expuesto habitualmente en la colección del MNCARS, como otros tantos de la actual muestra. La sala El Ángelus recoge sus reflexiones sobre la obra de Millet, ya que para Dalí se convirtió en la obra pictórica “más turbadora, la más enigmática, la más densa, la más rica en pensamiento inconsciente que jamás ha existido”. Una obra que logro disparar el pensamiento de Dalí poniendo aprueba toda su metodología de trabajo. El rostro de la Guerra Civil nos sitúa en el ecuador de la muestra, la aparición de los objetos surrealistas en su obra representados en esta ocasión con su famoso White Aphrodisiac Telephone. Surrealismo después de 1936 acoge el Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes de despertar, un conocido vecino procedente de la Fundación Thyssen-Bormenisza. Otra guerra, en esta ocasión la Segunda Guerra Mundial, es la que lleva a los Dalí a América dando paso a su etapa mística nuclear, ciencia y religión se fusionan atómicamente. En 1939 el artículo de Breton Tendencias más recientes de la pintura surrealista suposo la expulsión de Dalí del grupo surrealista, a lo que respondería que no le podían echar ya que “El Surrealismo soy yo”. En los años cuarenta publica su autobiografía La vida secreta, que da título a la siguiente sala que acoge una treintena de dibujos originales que la ilustran. La teatralidad daliniana toma cuerpo en la sala Escenarios, teatro, ballet o cine son medios en los que puso en pie sus creaciones para el mundo del espectáculo, destacando sus colaboraciones con Disney o Hichcock. La exposición aquí pierde su rumbo y bajo el lema de El enigma estético apenas da unas pinceladas sobre la más desconocida de las caras de Dalí, cuando la ciencia y la mass media se cohesionan con Velázquez o Miguel Ángel.
Esta exposición es una evidencia de que todo es nada cuando se intenta cartografiar la obra de Salvador Dalí.

1 Dalí, Salvador, Textos autobiográficos 1, Barcelona, Destino, 2003, p. 243.
2 Martín Prada, Juan, Otro tiempo para el arte, Valencia, Valencia, Sendemà, 2012, p. 23.
3 Dalí, Salvador, Op. cit. , p. 243.
4 Pérez, Davis, Dicho y hecho. Textos de artista y teoría del arte, Valencia, Artium, 2013.